miércoles, 4 de abril de 2018

Reseña: Pacific Rim Uprising


En la cartelera de cine hoy podemos encontrar una de las secuelas más esperadas de los últimos años, siendo esta “Pacific Rim: Uprising”, la cual es la continuación de la cinta de 2013 del galardonado Guillermo del Toro, quien había también escrito el guion de la primera a medias con Travis Beacham, siendo este último quien ideó originalmente el concepto. Un dato muy importante a tener en cuenta a la hora de ver la nueva cinta es que del Toro tiene una participación totalmente marginal y Beacham está ausente, por lo que toda la responsabilidad recae en un equipo nuevo.
Sin hacer mucho spoiler, la trama parte varios años después de que en la primera película se haya derrotado a los Kaiju y cerrado la grieta dimensional en el fondo del Pacífico. El mundo está en un proceso de reconstrucción, con las fuerzas de defensa con muchos Jaegers en operación, aunque no se ha registrado nueva actividad de Kaiju. No obstante, las empresas Shao están desarrollando una nueva generación de robots gigantes que serán piloteados a distancia. En este contexto es que conocemos a Jake Pentecost , el hijo del mariscal Pentecost de la primera película, un rufián que no quiere ser el hijo de un héroe y que dejó su carrera. Por otro lado, tenemos a Amara, una chica de la calle que es un genio mecánico, capaz de ensamblar un pequeño Jaeger que funciona con un solo piloto. Es principalmente alrededor de estos dos personajes que gira esta historia.
Ahora ¿Valió la pena la espera? La verdad es que no. La principal cualidad que tenía la primera cinta era la sencilla premisa que manejaba: Monstruos extraterrestres atacan la Tierra y la humanidad crea robots gigantes para enfrentarlos. Así de sencillos. En esta nueva entrega se intenta expandir este universo, pero no se logra adecuadamente, planteando conflictos que no llegan a nada, amparándose en el cliché y creando personajes que son calzados a la fuerza para que representen un nexo con la primera parte.


Primero tenemos el personaje de Jake, encarnado por John Boyega, el cual intenta hacer un buen trabajo con el poco material rescatable que posee para crear un papel creíble. Sin embargo, Jake tiene dos problemas. Primero, su condición de hijo del Mariscal Pentecost está totalmente mal planteada; saliendo de la nada pues su padre jamás se acuerda de él en la primera cinta, incluso cuando decide sacrificarse. Si querían crear un hijo de la nada y hacerlo bien, tendrían que haber visto “Creed”. Por otro lado, el cuento del rebelde con grandes habilidades, pero que prefiere una vida disoluta es un cliché tan repetido que, si no se lo hace bien, sencillamente cae en la caricatura, cosa de la que apenas se salva Boyega únicamente gracias a su carisma y talento.
En cuanto a la niña genio Amara, que es interpretada por Cailee Spaeny, también no tiene mucho sentido. Debemos aceptar que se trata de una experta en robótica que construye un mini Jaeger con basura y nada más. No sabemos de dónde saca sus conocimientos, sólo una historia súper repetida acerca de su origen y del por qué está sola. Además, a Amara la meten en el programa de formación de pilotos de Jaegers donde se encuentra con un montón de adolescentes de diferentes orígenes étnicos y de los cuales no se nos dice nada. Se intenta plantear una relación de rivalidad entre Amara y una de reclutas muy en el tono de Maverick y Iceman del clásico ochentero “Top Gun”, pero acá todo esto es irrelevante y se soluciona de escena a la otra.


Pero esto no es lo único que falla. Tenemos la mala actuación de Scott Eastwood, quien sólo heredó el apellido de su padre y no el talento. Entre el personaje de éste último y el de Boyega se da una rivalidad a medias que no va a ningún lado, así como el triángulo amoroso incongruente entre los dos y una mecánica interpretada por Adria, la hija de Ricardo Arjona. Y también tenemos a un supuesto culto de amantes de los Kaiju que están protestando en Sídney, de los cual no sabemos absolutamente nada pues sólo hacen un cameo.
Por otro lado, tenemos efectos especiales muy buenos, incluso mejores que en el primer filme, pero el montaje es inferior y su cinematografía básica. Acá todas las escenas de batallas ocurren de día, lo cual debería ayudar a apreciar mejor la animación CGI, pero la composición de los planos es tan básica que las peleas de la primera son infinitamente superiores. Del Toro que los enfrentamientos de “Pacific Rim” fueran no sólo emocionantes por su acción, sino que artística y cinematográficamente bellos. Por otro lado, en la secuela los planos son estáticos y no están pensados para remarcar la enormidad de los contendientes, viéndose exactamente como una pelea entre zords y monstruos en Power Rangers.
Suma y sigue. Había un montón de personajes y situaciones que se plantearon en la película anterior que pudieron ser un excelente nexo con esta secuela, pero no se usaron ¿Recuerdan el personaje de Hercules Hansen, el sujeto que piloteaba un Jaeger con su hijo (el insoportable del perro) y que queda como mariscal en el lugar de Pentecost? Pues acá no parece para nada y lo reemplazan por un chino que ni me acuerdo el nombre ¿Y Hanniban Chau, el personaje de Ron Perlman, el cual se ve que sobrevive al ataque del Kaiju bebé en la escena post créditos? Pues acá tampoco se lo nombra, aunque pareciera que tuviera cierta relación con la empresa que construye los drones, pero se escriben diferente, siendo la de la cinta actual Shao.


Pero a falta de los anteriores, tenemos chinos. Como ya dije, el nuevo mariscal es un chino, así como todo el personal de la torre de control de la Jaegers y la científica Liwen Shao, creadora de los drones, está interpretada por la famosa actriz y modelo china Jing Tian, quien últimamente aparece mucho en las cintas americanas. Todo lo anterior se debe a dos factores que son totalmente alejados de un interés artístico. Primero está el hecho de que Lengendary Picture, quienes están a cargo de la distribución del film, pertenecen a un conglomerado chino. Segundo, la película anterior no había conseguido ser exitosa en Estados Unidos, transformándose en un fenómeno de taquilla en China, lo cual salvó la producción y permitió hacer una segunda parte. Por ello, para los que siempre reclaman en contra de la inclusión y quieren películas sólo con blanco de ojos azules, en esta ocasión la decisión fue únicamente económica… aunque pareciera que no resultó como esperaban.
Así, se puede decir sin temor a equivocarnos que en esta cinta se nota demasiado la ausencia de Guillermo del Toro, que en la ocasión anterior nos entregó una película redonda y con una excelente cinematografía, mientras que ahora sólo tenemos la típica cinta que apuesta a ser una película palomera más, hija bastarda de “Transformers 5” y “Día de la Independencia 2”. Y es que es tan deficiente en lo que propone que su título: “Pacific Rim: Uprising” (“Titanes del Pacífico: Insurrección” en América Latina) es una falacia, pues aún no sé a qué insurrección hablan, porque no la vi por ningún lado.


En resumen, si fue a ver esta película a cine, lo ciento por usted. Si la fue a ver y le gusto pues… busque la cinematografía de Michael Bay y Roland Emmerich pues de seguro las va a encontrar dignas de un Oscar. En tanto, si ha sido cauto y no gastó en una entrada para verla, no lo haga; bájela pirata y en mala calidad o sencillamente no la vea. No se pierde de nada.

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