martes, 27 de diciembre de 2016

Nuestra Princesa



 

Una Princesa nos ha dejado, pero no se trataba de cualquier princesa, pues ella era nuestra Princesa. No era de esas chicas que esperaban por su príncipe azul y cuya única función en el cuento es verse bonitas. No, esta era una princesa capaz de pelear, de liderar y de imponerse a la adversidad. A diferencias de sus colegas, a ella no le gustaban los héroes llenos de virtud, sino que se sentía irremediablemente atraída por los bribones, esos de sonrisa encantadora y brillo pícaro en los ojos, esos que cuando les dices: “Te amo”, te contestan: “Lo sé”… Y nuestra Princesa fue en persona a salvar a su bribón cuando los malos lo tuvieron prisionero, por si todo lo anterior pareciera poco.


Pero como nuestra Princesa era más como nosotros que las otras princesas, esas estiradas  que no se les arruga ni el vestido, ella también tuvo su lado oscuro. Le gustaba empinar el codo, meterse cocaína y tomar antidepresivos; pero eso no hizo menguar nuestro amor por ella, porque era nuestra Princesa, real, de carne y hueso; ella sufría como cualquier persona y tuvo que lidiar con sus monstruos de la mejor forma que pudo. Y a pesar de todo, nuestra Princesa salió adelante, escribió libros en los que exorcizó sus demonios y volvió a su reino, con su bribón, ambos más viejos, pero en el fondo siendo los mismos que conocimos hace 40 años.


Nuestra Princesa hoy cerró sus ojos. Su corazón, que tanta lucha dio, ya no pudo más; quizá debido a lo flamígero de su carácter, que consumió su cuerpo mucho antes de lo esperado. Pero aunque ya no esté, seguirá siendo nuestra Princesa en los corazones de todos los que hoy lloramos su partida.
Adiós Carrie.


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